Andamos, viajamos, recorremos mundo, admiramos edificios, monumentos y jardines pero ¿te has dado cuenta que puede ser la casa de algunas personas, de mas de las que piensas? ¿Te has fijado en los cajeros, y en los portales? Yo decidí bajar a la realidad y ver que hay en la calle, fuera de mi ambiente y mis comodidades. Sentarme al lado de esas personas que no tienen nada, y mirar desde otra perspectiva. Conocer y compartir, ver que detrás de cada persona hay una vida rota, una vida que intenta coger carrerilla, observar como hacen su equipaje cada día para cambiar del portal 10 al 12, que consigo llevan una manta, unos cartones y resignación que pide ayuda y agradece el mínimo detalle que tengas con ellos.
Puede que su día a día no sea como el tuyo, pueden que pasen mas frío en las noches de invierno y mas calor en las de verano, pero hay algo que si puedes tener común a ellos tu tiempo y tus ganas de compartir, es genial cantar agujeritos, imaginar que vistes como una ardilla, tocar el acordeón o la guitarra, conseguir con un tetris de cajas el mejor de los colchones, cambiar una cara triste por unos ojos que se iluminan ante un buenas noches, un apretón de manos y un hasta pronto.
UPA.
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